Corazón lleno...boca proclamadora


“… de la abundancia del corazón habla la boca.” Lucas 6:45



Estas palabras del Señor recogidas en el evangelio de Lucas son de todos muy conocidas y las oímos muy a menudo en nuestro entorno, pero ¿realmente las llevamos hasta sus últimas consecuencias?

Hace tiempo que la palabra Propósito ha venido a formar parte de nuestro vocabulario habitual y parece que es obligada en cualquier conversación cristiana que se precie. Y verdaderamente es fundamental tener una meta en la vida y tenerla presente en cada momento para que nuestro andar no se desvíe del camino. Es también verdad que el día a día hay que vivirlo de una determinada manera, orientado al cumplimiento de esa meta. Pero esa vivencia no son acciones, son relaciones: La buena parte que escogió María a los pies del Señor.


Son las relaciones que establecemos primeramente con el Señor y secundariamente con los que nos rodean, lo que aporta significado al vivir diario y permite que vayamos con pie firme hacia la meta. Si estamos de acuerdo en que la misión que el Señor ha puesto en nuestras manos es proclamar el evangelio, debemos recordar que la boca que proclama pertenece a la persona cuyo corazón ha sido llenado por el Señor.


Andrew Murray en su libro “La vid verdadera” decía:

Que aquellos que quieran saber lo que el Labrador puede hacer por ellos, todo lo que la Vid puede sacar de ellos, busquen anhelosos rendirse a la bendita poda de la Palabra. Que en su estudio de la Palabra acepten como el martillo que quebranta y desmenuza, como el fuego que funde y purifica, como la espada que corta y mata todo lo que es de la carne.